Un nuevo día soleado y se vuelve a superar la docena de corredores en otra salida dominical. Con la agradable confirmación del fichaje de Miguel Ángel nos pusimos a dar caza a los diversos pelotones y grupos de ciclistas que se formaban por la autovía. Como era de preveer, las Costas del Garraf volvieron a dictar sentencia rompiendo el grupo, aunque una breve espera en Sitges sirvió para compactarlo de nuevo, y camino de Cunit ya no se volvería a romper demasiado. Después de un buen almuerzo en el que pudimos constatar que el camarero uruguayo no tiene muy buen oído para los acentos, diferenciar alguien de Rumanía o de Brasil, no debe ser muy difícil; nos dispusimos a afrontar los 50 kilómetros de regreso. Creíamos que lo más peligroso de la vuelta serían de nuevo las costas del Garraf, pero el paso por Vilanova i la Geltrú fue altamente complicado. Una lluvia de caramelos proviniente de las charangas carnavaleras lanzada cual munición fue lo más peligroso de una vuelta marcada por una temperatura muy agradable. Esta ha sido la primera etapa del año en la que, aunque muy ligeramente, se han sobrepasado los 100 kilómetros. La próxima etapa ya será otro cantar, la etapa reina de este invierno... más información en capítulos venideros.
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